Con arreglo al apartado c) del artículo 19 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, tal reserva debe ser considerada inválida por el Estado objetante y debe estar prohibido al Estado reservante entrar en relaciones contractuales con el Estado objetante.

En ese contexto, la formulación de objeciones a una reserva por ser contraria al objeto y fin del tratado y el mantenimiento de la vigencia del tratado entre el Estado reservante y el Estado objetante tiene el efecto positivo de identificar y denunciar las reservas que atentan contra el núcleo esencial de un tratado, posibilitando la apertura de un “diálogo sobre la reserva” y, en su caso, la propia retirada o la reconducción a límites aceptables de la reserva.

En verdad, es revelador que nunca un Estado, al formular objeción a una reserva prohibida, haya invocado la responsabilidad del Estado reservante: las consecuencias dimanadas de la constatación de la falta de validez de una reserva pueden ser diversas, pero nunca son una obligación de reparar y, si un Estado objetante invitara al Estado reservante a retirar su reserva o a modificarla en el marco del “diálogo sobre la reserva” , ese Estado no se colocaría en el ámbito del derecho de la responsabilidad, sino en el del derecho de los tratados exclusivamente.